¿Sabías que el tomate es la hortaliza de fruto más consumida a nivel mundial? Se consume en los 5 continentes y se come de manera directa como en ensaladas o en otras presentaciones como salsas, extractos, sopas y muchos más. Se puede producir de diferentes formas durante todo el año. A nivel mundial, China e India son los principales productores.
Estamos del tomate
En Argentina el consumo por persona se encuentra alrededor de los 16 kilos por año. Esto lo convierte en el segundo cultivo en importancia después de la papa. Tiene una producción promedio anual cercana al millón de toneladas. De esta producción, un 70% se destina a mercado para consumo en fresco y el restante para industrias (salsas, puré, jugos, enlatados, entre otros).
Su sabor está determinado esencialmente por el contenido en azúcares y ácidos orgánicos, mientras que su composición difiere con la variedad y la forma de cultivo: al aire libre o en invernadero. Es un alimento que posee una alta calidad nutricional y aporte vitamínico sobre todo de vitamina C, potasio, magnesio y es alto en fibras. Además de su uso como hortaliza, se le atribuyen propiedades digestivas y desinfectantes.
Argentina posee condiciones agroecológicas ideales para el desarrollo del cultivo en casi todo el país. Hay distintas formas de producción y todas conviven en armonía. Independientemente de cómo se produce, todas las regiones aseguran la provisión continua del mercado local en fresco. Principalmente, se cultiva en las zonas de Cuyo como Mendoza y San Juan, que concentran más del 80% de la producción nacional. En el NEA, NOA y Provincia de Buenos Aires también hay producción de tomate, se cultiva en invernaderos, dado que se trata de una planta susceptible a las bajas temperaturas.
¿Cómo mejorar la calidad y el rendimiento?
La calidad del tomate está dada por diversos factores. Por ejemplo, el sabor está relacionado al tiempo de maduración en la planta (cuanto más madura en la planta más azucares desarrolla y mejora el sabor), a la variedad, su exposición al sol (producción en invernadero vs. producción a campo), la riqueza de nutrientes del suelo, y una buena polinización. Los factores que sí puede modificar las características de la pulpa son la polinización, la fertilización y el riego.
En la producción este cultivo se aplican diferentes sistemas de conducción que también aportan a su calidad. El tutorado consiste en brindar a las plantas un soporte para que puedan acceder mejor a la luz y evitar que los frutos y hojas queden en contacto con el suelo. Existen variantes de este sistema, por ejemplo, en espaldera, utilizada en la producción de invierno en el NOA y para la producción de verano en Buenos Aires.
En cuanto a los cultivares más utilizados en Argentina son híbridos y los principales tipos comerciales para el consumo fresco son los redondos -también llamados larga vida-, los perita y los cherry.
El tomate redondo es el más pobre en sabor. Sin embargo, es el más consumido porque tiene una larga vida útil post cosecha y más firmeza.
Los tomates perita están destinados tanto a la industria como al consumo en fresco. Un dato interesante es que existen cultivares en racimo, que son aquellos cuyos frutos maduran en simultáneo, permitiendo su comercialización justamente en racimo.
Los cultivares tipo cereza -o Cherry- son los más pequeños. Tienen menos de 5 cm de diámetro y se cultivan generalmente en invernadero para el consumo en fresco.
En tus ensaladas, fideos con tuco, milanesas a la napolitana, pizzas y demás hay tomate. Cada vez que lo consumas, en cualquiera de sus presentaciones, acordate que el campo está presente.